¿Crees que era solo un osito de juguete? No, mi amor. Ese osito no quería diversión… era mi altar en la máquina de arranque. Cuando lo toqué, mi corazón latió como una ceremonia de té en Kyoto… pero con luces fluorescent y sin palabras. No soy una niña que juega: soy quien recuerda cómo se siente ser vista. ¿Y tú? ¿Has intentado agarrar algo que te habla desde dentro? Comenta tu versión… o por lo menos haz clic en ‘me gusta’.

¿Quién dijo que masticar pepino era ruido? No, mi mamá lo hacía en Canal Street con ritmo de ópera china… y el silencio tenía peso. ¡No necesitas likes para sentirte visto! Basta con morderlo sin filtros, dejar que tu mandíbula hable por sí misma. El silencio no es vacío… es plenitud con sabor a cuello de abuela. ¿Y tú? ¿Ya te atreviste a existir así? 🥒✨ #SilencioQueHabla

¿Quién necesita un gesto dramático cuando el amor se escucha en el susurro de una mano sobre el hombro? En Madrid pensamos que el romance es Tinder… pero aquí? La verdadera cercanía es esa sábana doblada a las 2 a.m., sin filtro ni hashtags. No sonríes por likes. Solo existes. Y eso… es suficiente. ¿Tú también te sientes visto? Comenta tu ‘susurro nocturno’ favorito — ¿fue tu abuela o tu almohada?